viernes, 20 de noviembre de 2009

Rasca y gana

Comprar ilusiones, esperanzas de hacerse rico, de ganar sin esfuerzo, de pegar el pelotazo. El rasca y gana de la innovación es la búsqueda de las pepitas de oro, que desde luego es imposible sin esfuerzo, no hay más que ver a los buscadores de oro de la amazonía y no me refiero a los de hace un siglo sino a los actuales para ver lo dura que es su labor.

Todos hablamos de innovación en tiempos de crisis, de desarrollar propuestas novedosas para satisfacer las necesidades mal atendidas de clientes potenciales, pero aunque nos lo vendan como un rasca y gana, todos sabemos que las probabilidades de que te toque son escasas; por ello algunos nunca compran boletos y otros depositan su esperanza en ellos, ni unos no otros consiguen realmente innovar.

Innovar requiere esfuerzo y sobre todo requiere equipo, un equipo comprometido con la ilusión del trabajo, un equipo en el que todos aporten sus conocimientos, un equipo capaz de asumir riesgos, de enfrentarse al mercado y de tener paciencia para conseguir los resultados, de ser persistente de insistir y sobre todo de trabajar muy duro para alcanzar el mercado con sus ideas.

Innovar requiere pensar, reflexionar y sobre todo tomar decisiones, responder a cuestiones para las que se requiere interacción, contar con personas de dentro de las propias empresas pero también de fuera, personas con conocimiento adquirido en la experiencia que con sus aportaciones nos permitan reducir el tiempo en las tomas de decisiones.

El tiempo, factor competitivo clave en el siglo XII. El tiempo de respuesta a las necesidades mal o no satisfechas en el mercado marca la diferencia entre los que están entrenados para innovar y los que no, a innovar se aprende, se aprende practicando, intentándolo, equivocándose, esforzándose, arriesgándose,…

Pretender sustituir el aprendizaje por la aparente comodidad del rasca y gana no suele dar resultados; los valores sociales que últimamente se están apoderando de nuestra sociedad, basados en la comodidad, en que me expliquen, me den las cosas hechas, en la ley del mínimo esfuerzo, en conseguir todo lo que quiero, en exigir derechos y no plantearse cuales son los deberes, en definitiva en la vida fácil en la sociedad del bienestar. Una sociedad en laque triunfa el rasca y gana, la venta del éxito sin esfuerzo, adelgazar sin esfuerzo, abdominales sin esfuerzo, crecer sin esfuerzo, aspirar sin esfuerzo,… rasca y gana.

Por el contrario valores como el esfuerzo, emprender, asumir riesgos, tomar decisiones, luchar, compartir y sobre todo pensar están desapareciendo de nuestra sociedad, y son estos precisamente los valores que necesitamos para crear e innovar, para avanzar y evolucionar hacia una sociedad más sostenible.

Para salir de esta situación nos toca trabajar desde la formación tanto en los centros, en los medios públicos de comunicación como y sobre todo en casa, inculcando valores positivos, demostrando con el ejemplo, aprendiendo que las cosas no se consiguen sin trabajo y sin esfuerzo. Que crear es necesario y que se aprende, que innovar es lo que hace que una sociedad evolucione positivamente y que también se puede aprender, que pensar es inherente al ser humano, y que también se aprende, que el rasca y gana no es la solución, que sin esfuerzo no se consigue nada; que la inmediatez de los sistemas informáticos, obtener las cosas a golpe de click en el ratón con una facilidad pasmosa en centésimas de segundo, solo es fácil para el usuario que normalmente no piensa en los que lo han escrito, lo han colgado en Internet o en su caso han realizado la programación informática necesaria, pero nos habitúa a lo inmediato y a la obtención de información sin esfuerzo. Clica y copia, rasca y gana,.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Hay que

Hay que innovar, hay que cambiar el modelo productivo, hay que ser competitivo, hay que internacionalizarse, hay que poner el conocimiento en valor, hay que contar con todas las personas de la empresa, hay que lanzar nuevos productos, hay que reducir costes, hay que…

Innovar “la solución a todos los problemas”, es muy fácil desde el discurso desde el hay que, pero la realidad implica hacer. Implica predicar con el ejemplo, innovar también en la administración, en las políticas, en la participación, en la forma en la que se innova. No se puede pedir a los demás que hagan lo que uno no se atreve a hacer, no se puede predicar que la solución es innovar y no innovar en aquello en lo que se tiene responsabilidad, capacidad y conocimiento.

Querer, poder y saber la combinación necesaria para la acción en las organizaciones y en la sociedad.

Hay que dejarse de hay ques y empezar a hacer, superar el miedo, responder a la incertidumbre y hacer, asumir riesgos a fuerza de equivocarse, tirar del carro o empujarlo pero desde luego pasar del dicho al hecho; superar el discurso y trabajar duro con paciencia y con insistencia, con urgencia pero sin emergencia.

Innovar es acción no es discurso, ser innovador implica haber hecho no haber dicho, implica tener experiencia real de introducir novedades en el mercado de forma exitosa, ahora en el discurso parece que cualquier cosa es novedad, pero que pasa si le pasamos la prueba de la definición, ¿ha llegado al mercado? Y ¿lo ha hecho de forma exitosa?

Aquí es donde esta la clave, en la acción, en el proceso completo en llevar las novedades al mercado, aquí es donde fundamentalmente fallamos, en muchos casos no conocemos bien a nuestros clientes potenciales, a nuestros usuarios, sus necesidades, sus motivaciones de compra y para innovar en general aun menos ya que tenemos que superar alguno de nuestros límites organizacionales y estructurales y ofrecer nuestra novedades en nuevos mercados a nuevos clientes, y esto a pesar de tener el mejor invento del mundo es lo que no sabemos hacer.

Tenemos que aprender a superar el hay que para pasar a la acción, aprender a comercializar e introducir novedades en el mercado de forma exitosa; y se aprende haciendo, asumiendo la responsabilidad y el riesgo que en realidad es inherente a toda decisión.

El proceso de innovación es una secuencia de decisiones para las que hace falta adquirir conocimientos o acercar a las personas que lo poseen a la decisión con el fin de reducir el riesgo intrínseco. Las decisiones implican acción, responsabilidad y riesgo.


Trabajar, esforzarse, luchar, asumir riesgos, actuar son las claves para innovar, entender al mercado, exponerse con nuevas ideas, productos o servicios, atreverse a equivocarse. Trabajar duro, esforzarse mucho, luchar contra los hay que, asumir el riesgo de hacer, pasar a la acción, escuchar a los clientes y a los usuarios, entenderles, interaccionar con ellos, interaccionar con los compañeros, socializar el conocimiento, combinarlo y crear nuevos conocimientos, aplicarlos a los productos y servicios de nuestra empresa y lanzarlas, sacarlos al mercado, desarrollar una estrategia adecuada de marketing y comercialización, insistir, no cejar en el esfuerzo.


“Hay que” solo elude la responsabilidad de hacer y excusa al que lo dice en su inmovilismo para poder afirmar ya decía yo lo que había que hacer, si hubiésemos hecho lo que yo decía,… y yo me pregunto: ¿por qué no lo hiciste?, para tener ahora la excusa y salir siempre libre de culpa, quedar bien.